Finlandia, octubre de 2020, plena época de pandemia. Ellen no está llevando bien el confinamiento debido a un factor fundamental: no puede visitar a su psiquiatra, quién la ha acompañado en un duro proceso de cicatrizar viejas heridas. Éstas comenzaron a dejar su marca en su juventud tras una serie de abusos intrafamiliares que Ellen guardó bajo llave en su memoria, pero que diariamente salen a flote reflejados en distintas circunstancias.
Carl, su psiquiatra ha sido el factor responsable de que ella haya podido, por fin, luego de muchos años, liberar esos recuerdos y afrontarlos. Ni sus padres, esposo e hijos tienen conocimiento de esas dolorosas cicatrices. Es su secreto.
La placentera visita a Carl, aquella por la cual esperaba toda la semana, en su coqueto consultorio del distrito de Töölö, ha dejado de ser presencial para transformarse en algo virtual, lo cual no la tiene cómoda. Tener a Carl como profesional, un muy reconocido psiquiatra de Helsinski, es un lujo que puede darse gracias a contar con Vastaamo, el servicio privado para el tratamiento de salud mental más reconocido (y costoso) de Finlandia.
Aquella tarde de octubre, en ese encierro insoportable que la tiene inquieta, recibe un mensaje por WhatsApp que detendría la rotación de la tierra: “Muy buenas tardes Sra. Ellen Helmi, encantado de contactarla. Le informo que tengo en mi poder todas las transcripciones de las sesiones que ha mantenido con el Dr. Carl MIRKO. Lamentablemente el servicio Vaastamo (de donde he sustraído esta información) se ha negado a pagar por la recuperación de la misma, por lo cual la estoy contactando a usted para hacerle llegar la siguiente oferta: por 30.000 koronas nos comprometemos a eliminar su información de nuestros servidores; en caso contrario nos veremos en la obligación de hacerlas públicas. Cuenta con 24 horas a partir de este momento. Desde ya, y teniendo conocimiento del contenido de estas sesiones, le hago llegar mis pesares por lo que ha pasado. Atentamente”.
Inmediatamente recibe un segundo mensaje que (luego comprenderá) es el instructivo para comprar y depositar criptomonedas Monero en la billetera electrónica del remitente.
La clínica Vastaamo, el “McDonald’s de la psicoterapia” (como se lo conoce popularmente en Finlandia) es la institución más reconocida en lo que refiere a enfermedades mentales que existe en el país. Cerca de 50.000 personas poseen este lujoso servicio.
La clínica ha sido víctima de un ciberataque masivo. La información relativa a las sesiones de todos los pacientes ha sido filtrada. Se le ha solicitado a la clínica el pago de un rescate por una suma millonaria, y la institución se ha negado a pagarlo. Por consiguiente, ante esta negativa, los atacantes han redirigido su demanda a los pacientes, solicitando una media de 200 euros a cada uno para restablecer esa información e impedir que esta se haga pública.
El atacante permanece en el anonimato. Hay serias sospechas de que se trate de un grupo cibercriminal pro ruso, dada la mala relación que distancia a ambos países históricamente, aunque hay rasgos en el ataque que se hacen algo familiares para los investigadores.
Pese al esfuerzo de las autoridades el responsable nunca pudo ser ubicado. Sospechas mil, certeza ninguna. Hasta 3 años después, donde se producen novedades.
Febrero de 2023, Courbevoie, Francia. La policía acude a una denuncia de violencia doméstica. Al llegar al domicilio los policías encuentran a un hombre alcoholizado durmiendo en un sofá. Al solicitarle la documentación, éste se identifica con una cédula Rumana, pero algo no encaja.
Sus características físicas distan de una persona de esa nacionalidad, es un chico rubio, muy alto, y su acento no es el esperado. Cuando ponen sus datos dentro del sistema de Interpol, salta una alarma: esa persona es Julius Kivimäki de 26 años. Julius, conocido con el alias de “Zeekill”, fue un muy activo cibercriminal desde los 13 años, habiendo sido detenido en numerosas oportunidades. Desde los años siguientes al ataque a Vastaamo, los servicios de investigaciones habían encontrado evidencia suficiente que lo vinculaban directamente con el caso. Eso y ciertos movimientos de billeteras electrónicas del pago extorsivo de las víctimas de Vastaamo, comprometían seriamente a Julius.
Kivimäki fue finalmente fue condenado este año 2024 a seis años y tres meses de prisión. Por su parte, en un hecho sin precedentes, el responsable de Vastaamo, Ville TAPIO, también recibió lo suyo: fue enjuiciado y condenado por no proteger debidamente los datos confidenciales de sus clientes. Los datos de éstos carecían de las medidas de seguridad mínimas y necesarias. Al menos 30.000 pacientes fueron extorsionados, con un caso de suicidio confirmado como consecuencia del ataque. Vastaamo, el gran y lujoso servicio de salud mental de Finlandia, y modelo en Europa, finalmente cesó sus actividades como consecuencia del ataque y es considerado el caso criminal más grande en la historia de Finlandia.